sábado, 14 de febrero de 2009

Filosofos y el amor o el matrimonio 1

Filosofos y el amor o el matrimonio 1

"Preguntandole a Sócrates si era mejor casarse o no, respondió: Cualquiera de las dos cosas que hagas, te arrepentirás."





La filosofía es una herramienta poderosa que transforma, no solo el entorno sino también a las personas que la usan y la crean y que afectan de forma irremediable su vida, y a lo largo de la historia, en la mayoría de los casos, los filósofos han sido rechazados y considerados peligrosos o incluso gente extraña y/o paranoica, pero en definitiva la gente "normal, común y corriente" tiende a decir que son incomprensibles e inentendibles, son "de otro mundo", esto tiene forzosamente que afectar a los filósfos en sus relaciones humanas, cosa curiosa siendo que los filósofos han escrito tratados sobre esas mismas cuestiones, pero en la practica, esto se traduce en cosas distintas, sobre todo si de vida de filósofos hablamos.







Un filósofo expresa sobre el matrimonio lo siguiente: "Y asi el filósofo siente horror del matrimonio como obstáculo y fatalidad en su camino hacia el optimum. ¿Qué gran filósofo ha estado casado hasta ahora? Heráclito, Platón, Descartes, Spinoza, Leibniz, Kant, Schopenhauer -No lo estuvieron; más aún, ni siquiera podemos imaginarlos casados. Un filósofo casado es un personaje de comedia, ésta es mi tesis; y por lo que se refiere a aquella excepción, Sócrates, parece que el malicioso Sócrates se casó por ironía, justamente para demostrar esta tesis. Todo filósofo diría lo mismo que dijo Buda en una ocasión, cuando le anunciaron el nacimiento de un hijo. "Me ha nacido Ráhula, una cadena ha sido forjada para mí." (Rahula significa aquí "un pequeño demonio")."Genealogía de la moral, Tratado Tercero ¿Que significan los ideales ascéticos?






Curiosamente Nietzsche también es un ejemplo de este extraño suceso de relaciones imposibles entre los filósofos y las mujeres. Ignoro si Nietzsche no sabía (o no se acordo en ese momento) de que Sócrates se casó 2 veces, tuvo 2 esposas y al parecer al mismo tiempo, ¿Será acaso una ironía doble? Este es el ejemplo y el primer caso de incompatibilidad, ya se ha escrito mucho de esta relación entre Jantipa y Sócrates, su esposa tenia un mal carácter y siempre peleaba con Sócrates y esté mostraba más una actitud pasiva y no tomaba represalias, cuestión criticada por los amigos y conocidos de ambos, a lo que Sócrates respondía: "Asi también yo después de sufrir a Jantipa me es más facíl el trato con todas las demás personas." Quizá Sócrates soportaba una dosis de mal humor con su esposa y ya después salía a practicar la mayéutica, aún asi el amor de Jantipa no se ponia en duda y es por eso que el día de la muerte de Sócrates ella estaba ahi llorando, quizá recordando que alguna vez le dijo a Sócrates que moriría injustamente y que este le reclamó diciendo: "¿Quisieras acaso tú que mi muerte fuera justa?" Y sin embargo Sócrates la mando sacar, asi de rara era la relación y asi influyo en la filosofía de Sócrates, en la cuestión del trato hacía los demás.









Sin embargo la relación de Sócrates es tán solo el primer ejemplo en la historia de la filosofía pero antes de ello vale la pena nombrar la cuestión mitológica, que también tiene relación con la filosofía, hablamos de los misterios orficos y de Orfeo y Euridice.










Orfeo es un gran filósofo, místico e iniciado, su punto débil se llama EURIDICE, ella muere precisamente en el mismo día de su boda con Orfeo y este por su gran amor desciende a los infiernos para traerla de vuelta, así pues se las ingenio para descender a los infiernos sin haber muerto, ya que solo muerto puedes entrar ahí, es precisamente con la música de la lira, con la que convence a Hades para poder llevársela, pero obviamente a Hades le encanto tanto la música de la lira de Orfeo que decidió que debía quedarse, así pues, utilizo un truco para hacer que Orfeo se quedará ahí eternamente, Orfeo no debía mirar a Eurídice hasta que saliera por completo del infierno, Hades utiliza a la mariposa PSIQUE, así pues, Orfeo es engañado y se queda en el infierno.






Esta historia es sumamente criticada en Platón quien en varios diálogos critica ese amor y ese valor, pues dice el que si realmente hubiera amado a Eurídice, se hubiera esperado a morir y dar su vida por ella y no descender al hades con vida, cita Platón varios ejemplos de la mitología griega donde algunos actúan de diferente forma y aún perdiendo la vida no la pierden, porque lo dioses los reviven en recompensa a su valor, pero que no tiene valor burlar la muerte y tratar de regresar a la vida a Eurídice y que por eso los dioses lo castigan haciendo que pierda a Eurídice para siempre.


























Eliphas Levi lo relata de la siguiente forma: "Pronto escucha la lira de Orfeo (Euridíce es quien la escucha) y lentamente retorna hacía la luz (Con Orfeo), pero las terribles divinidades del infierno le cierran el paso. Ella quiere seguir al poeta, pero para desgracia de su amante. La corriente magnética cambia y puede percibir de una sola mirada aquello que únicamente debe esperar, el amor sagrado, el amor virginal, el amor más fuerte que la tumba que solo busca la devoción y huye perdido frente al egoísmo del deseo. Orfeo lo sabe, pero por un instante lo olvida. Euridice con su blanca vestidura de novia, se encuentra tendida sobre el lecho nupcial, y el esta investido con su traje de gran iniciado, de pie con la lira en su mano, la cabeza coronada por el laurel sagrado y canta, con los ojos vueltos hacia el oriente. El canta y las luminosas flechas de su amor atraviesan las sombras del antiguo caos y las olas de dulce claridad fluyen desde el negro pecho de la madre de los dioses. Entonces Orfeo llama dulcemente a su Eurídice, su dulce y bienamada Eurídice:





¡Ah! Miseram Euridicem anima fugiente vocabat, ¡Euridicen! toto referebant flumine ripae







Y mientras canta, la pálida estatua que la muerte había esculpido se colorea con los primeros matices de la vida, y sus blancos labios empiezan a enrojecer como la aurora... Orfeo la ve, tiembla, balbucea, el himno va a expirar en sus labios, pero ella palidece de nuevo; entonces, el gran iniciado saca de su lira acentos desgarradores y sublimes, no mira más que hacia el cielo, llora, implora y Eurídice abre los ojos... ¡Desgraciado! ¡No la mires (Aún)! Pero el insensato ha visto la mirada de la resucitada, el gran iniciado cede ante la embriaguez del amante (He aquí el error de Orfeo, ceder a sus deseos, ser impaciente), su lira cae de sus manos, mira a Eurídice y se lanza hacía ella... la toma entre sus brazos solo para... encontrarla helada, sus ojos se han cerrado de nuevo, sus labios están más pálidos y fríos que nunca, se sensibilidad la ha resquebrajado y el delicado lazo del alma se ha roto de nuevo y para siempre...
Eurídice esta muerta, y los himnos de Orfeo no podrán volverla más a la vida."



Eliphas Levi continua ahora con la explicación: “La historia de Orfeo es todo un dogma, una revelación de los destinos de los iniciados. Orfeo desciende a los infiernos en busca de Eurídice, y ha de traerla consigo sin mirarla. Así el hombre puro debe crearse una compañera, debe elevarla hasta él, consagrándose a ella, sin codiciarla. Únicamente renunciando al objeto de su pasión, merece el hombre alcanzar el verdadero amor. Así pues, Orfeo esta viudo, y permanece casto. Llega a la viudez sin haber tenido tiempo de conocer a Eurídice. Viudo de una virgen, quedará virgen el mismo, porque el poeta (Filósofo e Iniciado) no tiene 2 corazones y los hijos de la raza de los dioses aman eternamente. ¡Aspiraciones eternas, suspiros por un ideal que volverá a encontrarse más allá de la tumba, viudez consagrada a la musa sagrada! Orfeo llevando en el corazón una herida que solo la muerte podrá curar, se convierte en el médico de las almas y de los cuerpos, muere, al fin, víctima de su castidad, muere con la muerte de los iniciados y los profetas, muere después de haber proclamado la unidad de Dios y la unidad del Amor, y este ha sido más tarde el fondo de los misterios de la iniciación órfica.”



Así entonces, Orfeo, debido a su fracaso, se dedica a la poesía y filosofía, rechazando todo lo que se refiere a placeres de la vida, de lo cual surgen rumores de que se volvió apático, debido a que su amor por Eurídice, provoco que rechazará a cualquier otra mujer, haciendo que las demás se sintieran ofendidas, se acercaba más a los hombres para hablarles de la salvación del alma, por lo cual se le tomo como si fuera homosexual, al final fue este resentimiento femenino el que hizo que las mujeres lo terminarán asesinando.




Pasando a la época medieval podemos citar al gran filósofo Abelardo y a su amada Eloisa, una historia trágica pero bastante emotiva e inspiradora, de la cual incluso se ha hecho una película. Abelardo fue en su época un filósofo bastante reconocido y a los 22 años abrió su propia escuela y era bastante popular, tanto por sus conocimientos como por su capacidad para poder transmitirlos, fue por eso que un tal Fulberto, canónigo de la catedral de París, solicito a Abelardo que fuera el maestro de su pequeña sobrina Eloísa (16 años ella y el 38), asi pues, a la pequeña Eloísa le eran enseñadas cuestiones de Filosofía, Historia, Literatura, Poesía, Música, lo más destacable era que le interesaban esos estudios, quizá eso le atraía de su maestro, pero ambos demostraban seriedad para los estudios, aunque a fin de cuentas también tenián que aprovechar para su amor.




En este caso el inicio es algo gracioso y divertido, pues en cuanto el amor se reveló en Abelardo y Eloísa, el estudio pasó a un segundo nivel. El mismo Abelardo comenta:




"... Los libros permanencián abiertos, pero el amor más que la lectura era el tema de nuestros diálogos, intercambiábamos más besos que ideas sabias. Mis manos se dirigían con más frecuencia a sus senos que a los libros..." (Historia Calamitatum(Suficiente de Neoplatonismo Abelardo. Exploremos nuestra sexualidad)

("Suficiente de Neoplatonismo Abelardo, exploremos nuestra sexualidad")





Era de esperarse que esto tuviera consecuencias, la más lógica por supuesto, la primera, es que Eloísa quedó embarazada, lo cual fue el preludio para todas sus desgracias, ellos acordaron estar juntos y entonces Abelardo se llevo a Eloísa a vivir a otro lugar pero sin permiso de Fulberto (Tió de Eloísa), obviamente el tió reclama y es esto mismo lo que complica más su situación.






Abelardo habla con el tió y llegan a un acuerdo para casarse, pero manteniendolo en secreto, esto por acuerdo de Abelardo y Eloísa, ya que ambos están consciente de que la condiciónde estar casado trae implicaciones drásticas, sobre todo para Abelardo, ya que no podría seguir dando clases, además de que sería una deshonra para la filosofía que el estuviera casado y tambien deshonra religiosa porque antes esta el deber y amor a Dios, ambas cuestiones requieren de cierta responsabilidad, es por esto que en un principio Eloísa no quería casarse, por no perjudicar de esta forma a Abelardo, es por esto que se guardo en secreto el matrimonio. Aunque esto no contentaría al tió de Eloísa, la negativa de Eloísa la expreso asi en la Historia Calamitatum de Abelardo:






"Me preguntaba (Eloísa le preguntaba a Abelardo) que gloria había de obtener de mí con este matrimonio que arruinaría mi gloría y la degradaría a ella conjuntamente conmigo. ¡Que expiación no estaría en derecho de exigirle a ella el mundo, decía, si le arrebataba tan gran luminaria! ¡Cuantas serían las lágrimas de los filósofos a causa de este matrimonio! Era indecoros y lamentable, decía, que quien había sido creado para todos, lo dedicará yo a una mujer, haciéndole caer en tal bajeza. Repudiaba enérgicamente este matrimonio; pues por doquiera que se lo
mirase era, en su opinión, deshonroso y una carga para mí."





Eloísa no queria arruinar la filosofía de Abelardo con preocupaciones mundanas y de gente "normal", no queria arrebatarle a la filosofía a tan gran filósofo, era una carga pesada según ella, en una carta le escribe a Abelardo:





"Considera con atención lo que es la vida matrimonial y no me impidas remover este estorbo para tu vida filosófica: ¿Que unión formarán los escolares con las mucamas, los tinteros con las cunitas, los libros o tablicas con las ruecas, los estilos o plumas con los husos? ¿Aquel que debe observarse en meditaciones teológicas y filosóficas, podrá soportar los vagidos infantiles, las canciones de cuna que las nodrizas entonan para calmarlos y la ruidosa multitud de domésticos, varones y mujeres? ¿Podrás acaso aguantar los poco agradables inmundicias de los párvulos? Si no te preocupa la prerrogativa del clérigo (Su tió), defiende al menos la dignidad del filósofo. Y si nada te dice el amor de Dios, pon freno a la desvergüenza por amor a la honestidad."








Eloísa insistia en no casarse para no perjudicar a Abelardo, mientras Abelardo insistia en casarse para calmar al tió de Eloísa y ella decía que ni eso lo iba a calmar y era de esperarse dado que el matrimonio se mantuvo oculto y ante la sociedad el embarazo de Eloísa representa un escandalo en potencia, un comentario de Abelardo expresa algo interesante.








"Ella prefería más que la llamase amiga que esposa, así era más decoroso para mí. Que no quería que ninguna atadura matrimonial mediera entre nosotros, para estar segura de que sería solo el cariño lo que a su lado me retendría."








Este argumento es el más interesante ya que también rechaza el matrimonio porque lo ve como una groseria a la pureza del amor, dado que no se necesita de ningún ritual ni de ningún papel oficial material para estar unidos, esa formalidad social es la que también le disgusta, porque se podría pensar que se casaron por obligación y eso también es una carga psicológica pesada, además de que sería darle gusto a la sociedad y no a ellos mismos.






El problema se agravó cuando el tió traicionó el acuerdo de mantener el secreto el matrimonio, y lo empezó a divulgar, sin embargo cuando la gente le preguntaba a Eloísa personalmente, ella lo negaba, lo cual hacía enojar a su tió, al faltar al acuerdo, Abelardo nuevamente se lleva a Eloísa pero esta vez a un convento para que la gente piense que estando ahi no puede estar casada, sin embargo con dicha acción el tió de Eloísa pensó que Abelardo estaba evadiendo su responsabilidad dejando abandonada a Eloísa, y si el matrimonio forzado fue el primer error, el llevarla al convento fue el peor. En vista de las circunstancias, El tió de Eloísa manda a unos tipos a donde vivía Abelardo y...


"Y una noche, mientras dormía en la secreta alcoba de mi albergue, habiendo antes sobornado a uno de mis sirvientes con dinero, me castigaron con cruelísima y vergonzosísima venganza que recibió el mundo con estupor: Me amputaron aquellas partes de mi cuerpo con las que yo había profanado lo que ellos lloraban."




Esta es la parte extrema del asunto y a partir de aquí las cosas jamás fueron iguales y todo cambia radicalmente para Abelardo y Eloísa, ambos siguen unidos y con el mismo amor, pero su pensamiento y su vida se separan, asi como también sus ideas religiosas y filosóficas; mientras Abelardo se vuelve más filósofico y religioso, Eloísa se vuelve un poco más atea y rebelde. Abelardo entra en una depresión profunda, para él, no lo habían atacado el tió y sus enviados, sino que era la mano de la justicia de Dios quien lo había castigado por haber pecado junto con Eloísa, pero ella no aceptaría jamás esta idea y siempre se estara rebelando ante esta idea, ella quería volver con Abelardo, quería estar junto a él, vivir juntos, sin embargo Abelardo se negaba a ello, argumentando que sería contraproducente para su bienestar espiritual y moral y que mejor debía reformarse y dedicarse a la vida religiosa como el, a lo cual ella se negaba, entre lágrimas y llanto, Eloísa citaba versos de una obra literaria clásica:


"Oh, el más grande de los esposos que no mereciste la desventura de mis tálamos. La fortuna tenía semejante poder sobre tan noble cabeza. ¿Por qué despiadada vine a casarme contigo, si te había de hacer tan desdichado? Acepta ahora las penas que yo purgaré
espontáneamente. (Lucano, Farsalia, VI. 94)




A partir de aquí se envián cartas, mientras Abelardo dice que pecaron y que merecido se tiene lo que sucedió, Eloísa responde:




"Pero debo dar gracias a Dios, porque sé que, en esto, soy inocente, que no me alcanza la culpa en lo tocante a tu desventura. Pequé, sin duda, por la lujuria de la carne. Pero quiero confesarte la enorme debilidad de mi espíritu, no encuentro camino alguno hacia el arrepentimiento que me reconcilie con Dios, y no puedo evitar el reclamarle a él, en esta cumbre de crueldad, el que haya permitido esta desgracia."




La situación va prolongandose en cada carta, donde cada uno va reforzando su opinión, pero eso si, sin dejar de mostrar el amor del uno hacía el otro, he aquí otro fragmento de las cartas de Eloísa:




"¡Ay Abelardo! Tan fuerte frente a los hombres y tan tierno conmigo. Nunca me he arrepentido de mi pasión, solo me angustia pensar que mi negativa de hacer pública nuestra unión haya podido ser la causa de tu desgracia. A pesar de ser el más brillante dialéctico de París, o lo que es igual, de toda la cristiandad, nunca entendiste mi actitud; iba más alla de la pura conveniencia. ¡Me negaba y me niego, a que nuestro amor fuera forzado en ningún sentido! ¡No puedo permitir que tanta pasión cambiase de rumbo!
Tú, por el contrario, en aras de lo que creías mi tranquilidad, estuviste dispuesto a renunciar a las dignidades que te
correspondían por méritos propios
.



Tú pudiste resignarte a la cruel desgracia, incluso llegaste a considerarla un castigo al que te habías hecho acreedor por transgredir las normas. ¡Yo no! ¡No he pecado! Solo amo con ardor desesperado; cada día aumenta mi rebeldía contra el mundo y crece más mi angustia. ¡Nunca dejaré de amarte! ¡Jamás perdonaré a mi tió, ni a la Iglesia, ni a Dios, por la cruel mutilación que nos ha robado la felicidad!



Mas, yo te prometo que he de procurarte el descanso que no conseguiste en vida. Ni siquiera aquella Iglesia que tanto amaste ha sido justa contigo, se han condenado tus escritos, has sido perseguido y sufrido un sin fin de injusticias, solo por la valentía de expresar lo que piensas, sin importarte el desacuerdo con los poderosos, sean obispos, reyes, papas, santos o concilios."





A esto, Abelardo responde:




No creas Eloísa que disfruto de paz profunda, preciso es que por última vez te descubra la situación de mi pecho, aún no estoy
desprendido de ti
, lucho en vano con sensaciones tiernas y
gratas en demasía, y a pesar de mis esfuerzos, mi ternura me hace sensible a tus pesadumbres, y partícipes de ellas, tus cartas (lo confieso) han causado una impresión vivísima en mi pecho, no he podido leer con indiferencia letras formadas por manos tan queridas. Suspiro, lloro y apenas tengo reflexión para ocultar a mis discípulos mi flaqueza. Si, desgraciada Eloísa, este es el estado en que se encuentra el infeliz Abelardo. El mundo, que comunmente se engaña en sus juicios, me cree sosegado, y como si no hubiera amado en ti sino la satisfacción de mis sentidos, piensan que te he olvidado. ¡Que grosero error! Sin duda creo se imaginaron las gentes cuando nos separamos que el dolor y vergüenza de verme cruelmente maltratados me hacian abandonar el siglo, como si mi amor, ingenioso en buscar contentamiento, no fuera capaz de inventar mil placeres tan sensibles como el que me privo Fulberto. Tú sabes que fue el justo arrepentimiento de haber ofendido a nuestro Dios la causa de retirarme.



Pero tú, Eloísa, me haces temblar, tus cartas me manifiestan estar siempre sujeta a una fatal pasión y si no triunfas de ella, bien puedes perder la esperanza de tu eterna salvación ¿Y yo que partido quieres que tome? ¿Quieres que, rebelde al Espíritu Santo, ahogue sus inspiraciones y vaya por complacerte a enjugar mis lágrimas que el demonio te hace verter? ¿Será fruto de mis meditaciones tan indigno desman? ¡Ah! Seamos más firmes en nuestras resoluciones, no permanezcamos mas en la soledad sino para llorar nuestros pecados y ganar en ella la bienaventuranza."




Con esto termino la historia de Abelardo y Eloísa quienes a pesar de las desgracias caidas sobre ellos, no pudieron destruir su amor, ni tampoco la devoción religiosa/filósofica de él, ni la rebeldía ni filosofía de ella.



Proxima Segunda parte con Nietzsche-Lou Salome, Sören Kierkegaard-Regina, Dante Aliguieri-Beatriz, Petrarca-Laura, Heidegger-Hana Arendt, Sartre-Simone de Beauvoir, Pitágoras-Teano, Hegel-Marie y otros

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